Los aguerridos navegantes escandinavos realizaron distintas incursiones a los largo de la costa de Galicia, hace ya más de 1000 años. Los primeros barcos vikingos fueron avistados en la costa de Galicia en el año 846, durante el reinado de Ramiro I.
Incursiones Vikingas en Galicia
Los escandinavos exploraron las costas de Galicia e hicieron varias incursiones hasta llegar a La Coruña donde fueron derrotados al entrar en el puerto. Durante esta época el legendario obispo Gonzalo de la región de Bretoña en el norte de Galicia, divisó un gran número de drakkars vikingos navegando por el río Masma. Gonzalo levantó la mirada al cielo y comenzó a orar, pidiendo protección contra los vikingos; repentinamente se desató una gran tormenta, que hundió la mayor parte de la amenazante flota.
Durante el reinado de Ordoño I, desde 850 a 866, los vikingos llevaron a cabo su primer ataque en Galicia. Los escandinavos entraron a través de la ría de Arousa y llegaron a Santiago de Compostela. Un escuadrón de 100 barcos vikingos, atraídos por el «Oro de Galicia», atacó Iria Flavia, saqueando la villa.
Cuando los vikingos llegaron Santiago reclamaron oro y amenazaron con destruir la ciudad. El Conde Petro llegó con un ejército y derrotó a los vikingos obligándolos a retirarse y hundiendo 38 de sus embarcaciones. El Rey Ordoño decidió enviar al Papa Nicolás I una legación para solicitar el cambio de la ciudad episcopal de Iria Flavia a Santiago, donde los monjes estarían mucho más seguros, y también reforzó las defensas militares de la ciudad.
La invasión vikinga 966-971
La tercera invasión vikinga tuvo lugar en el año 969, cuando los gallegos no tenían un rey y se resistían tanto a los castellanos como a los árabes. Los escandinavos entraron de nuevo a través de la ría de Arousa y se dirigieron hacia el puerto y la antigua ciudad episcopal de Iria Flavia. El obispo militar Sisnado fue alertado en Santiago e hizo que los invasores se retiraran a Fornelos, donde otro ejército vikingo contraatacó y derrotó a los gallegos y mató al obispo.
Aprovechando los problemas internos de Galicia, los vikingos llevaron a cabo su primera incursión a lo largo del reino sin encontrar ninguna resistencia, llegando a las montañas de Courel. En la ciudad de Lugo, el obispo Hermenegildo tuvo éxito en la defensa de la ciudad, pero no pudo hacer nada para proteger a la región de Bretoña y así su monasterio más importante fue totalmente destruido.
Los escandinavos permanecieron en Galicia y trataron de convertir el reino en una Normandía del sur. Algunos miembros del obispado y de la asamblea de los nobles, estaban de acuerdo con esta idea, que creó más inestabilidad política. Al final, los partidarios de la unión con los países escandinavos fueron encarcelados y un ejército gallego dirigido por el conde Gonzalo y el obispo Rosendo derrotaron y destruyeron parte de la flota vikinga.
La invasión 1008-1038
En el año 1008 Olaf navegó directamente desde Normandía hasta Jakobsland (Tierra de Santiago), entrando por el río Minho y atacando la ciudad episcopal de Tui. Los vikingos no eran esperados en absoluto, por lo tanto, el conde Menedus y su ejército fueron masacrados por los invasores, que destruyeron la ciudad y capturaron al obispo Afonso. Después de la destrucción de Tui, continuaron devastando las tierras hasta Braga. Tal fue la destrucción de Tui que el rey Afonso V preferió integrar Tui a la Iglesia de Santiago antes de tener que reconstruir toda la ciudad.
En el año 1028, durante el reinado del rey Bermudo III, los vikingos comenzaron a tomar parte en la política interna del reino de Galicia. El líder escandinavo conocido Ulf el Gallego, desafió las defensas militares de Arosa, desembarcó allí, pero no fue capaz de llegar a Santiago debido a la presión militar ejercida por el obispo Cresconio. Alrededor del año 1032, Ulf el Gallego luchó cerca de Lugo, aliado con los nobles que se habían levantado contra el rey Bermudo III; a continuación, el Obispo Cresconio persiguió a los vikingos y los empujó fuera de Galicia.
El Obispo Cresconio de Compostela marcó al final de las invasiones vikingas, cuando el reino de Galicia necesitaba seguridad política y económica para enfrentar la creciente afluencia de peregrinos a Santiago. Cresconio fortificó Santiago y la ría de Arousa aún más, construyendo los Castellum Honesti, las Torres del Oeste de Catoira, y manteniendo un ejército altamente capacitado. Después de Ulf el Gallego, los Vikingos nunca más incursionaron en Jakobsland. Es aquí donde recreamos en nuestra excursión de vikingos por el río Ulla en Catoira en un barco vikingo, una experiencia que le encanta a los niños con su puesta en escena divertida, y por todo el entorno del que disfrutamos.
Hay una anecdótica última batalla contra los vikingos en el año 1111. Las tropas noruegas participaron en la guerra por la corona del reino entre la reina Urraca y Alfonso de Aragón. El Obispo Gelmírez actuó rápidamente y derrotó a los vikingos en A Lanzada, poniéndolos en libertad con la condición de que nunca regresaran a Galicia. Después de esto, la relación entre los escandinavos y gallegos mejoró y arquitectos normandos fueron enviados a Compostela para llevar a cabo los primeros trabajos sobre la Catedral de Santiago